Por David Bustamante.
La semana pasada Velveteen Dream volvió a la programación de NXT, lo que provocó la molestia de varios fanáticos, exigiendo que fuera despedido, esto ante las denuncias de mensajes impropios hacía menores de edad, lo que WWE asegura que demostró ser falso, pero sin dar un comunicado claro al respecto. Esto nos hace cuestionarnos, ante este movimiento que hemos vivido en toda la lucha libre, también en Chile, cuál sería el castigo justo para estas acciones.
Primero hay que separar, en todos estos casos está la presencia del machismo, ese que nos enseñan desde nuestra infancia, que no nos permite llorar y nos presenta la mujer como un objeto o cosa que esta al servicio de nuestros deseos. Esto no lo digo de “aliado” ni para congraciarme con nadie, es una constatación real de diversas actitudes, las que quiero se terminen para que mis hijas, familiares y el resto de mujeres vivan una vida más justa, a mi modo de ver, algo que todos demostramos querer durante el estallido social. Pese a esto hay casos que son un delito y otros que sólo dejan mal a la persona que los comete, pero no estamos hablando de ilegalidades. Vamos por parte.
Lo de Paul Slandering no tiene dobles tintas, denuncias de abuso incluso por menores de edad, una persona que comete este tipo de actitudes no tiene nada que hacer en la lucha libre ni en ninguna actividad comunitaria de la sociedad, a no ser que demostrara que las acusaciones son falsas, algo bastante improbable, ninguna promoción debería trabajar con él nunca más.
Las agresiones, físicas y psicológicas, también son un delito, pero sin animo de bajarles el perfil, creo que si alguno de los luchadores es consciente de lo que hizo, puede eventualmente tratarse con profesionales. Yendo al tema central, creo que alguno de estos luchadores puede volver a luchar, pero sería necesario que demostrase un cambio de conducta y que esto claramente no se repita. La salud mental no tiene la suficiente importancia en Chile, y creo que en casos de celos excesivos o actitudes violentas, queda demostrado la necesidad de esta.
Hay otros casos que son graves dada la juventud de los luchadores denunciados, acá entra en cuestión el tema de la educación, me parece fundamental que en los colegios se enseñe que mostrar fotos intimas de terceras personas no solo te deja como un poco hombre, inseguro, que necesita la validación de sus amigos para sentirse aceptado en un horrendo circulo vicioso; también es un delito. En estos casos me parece que lo correcto es una suspensión, ojalá brindándole a la persona que cometió este agravio la educación necesaria para que no se repita. Por otro lado, hay casos bastante feos, que hablan mal de las personas, pero que no constituyen un delito, difamar o hablar cosas inapropiadas de luchadoras también es una actitud que debe terminar, no es un delito, pero creo que debería existir un reglamento interno de las promociones al respecto.
Todo esto queda en nada al no tener como realizar un reglamento que regule esto de manera transversal, lamentablemente quedamos en manos de la buena fe de los encargados de cada promoción. Eventualmente los luchadores que fueron suspendidos van a volver, no es lo que quiero, pero va a pasar; solo nos queda exigir como fanáticos, medios de lucha, incluso luchadores; que esto no vuelva a suceder.