Abrimos las revisiones rumbo a Crown Jewel 2022, adentrándonos en los eventos de Arabia Saudita, como el del recordado y fallido Undertaker vs. Goldberg. Evento realizado el 7 de junio en el King Abdullah International Stadium de Jeddah.

El próximo 5 de noviembre, WWE regresa a Arabia Saudita con una nueva edición de Crown Jewel, y en Rasslin Retro abrimos las revisiones con estos shows válidos por el acuerdo con el proyecto gubernamental Saudi Vision 2030, empezando con WWE Super Show-Down 2019.

Este evento fue el tercero del programa antes mencionado, tras Greatest Royal Rumble y Crown Jewel 2018. Recordado por el anuncio de una lucha inédita entre dos íconos que en los ’90 representaron lo mejor de WWE y WCW, pero lo tardío del choque les jugó en contra: hablamos del Undertaker vs. Goldberg.

Esto y más, en la historia que te contaremos a continuación:

Super Show-Down 2019 comenzaba con Seth Rollins defendiendo el Universal Championship ante Baron Corbin. Rollins venía de recibir una paliza a silletazos de Brock Lesnar, quien en ese entonces era el Mr. Money In The Bank, con la latente amenaza de hacer efectivo el contrato como avisó en RAW. Como consecuencia de esto, Rollins lucía una venda en sus costillas.
Por supuesto que Corbin iba a enfocarse en la zona afectada de Rollins, lo que lo hizo ver dominante durante gran parte de la lucha, mientras que el campeón respondía por reacción. Corbin intentó buscar una silla y se enfrascó con el referee en una discusión, lo que Rollins aprovecharía para llevárselo con un Roll-Up y obtener la victoria.

Tras cartón, Corbin atacó a Rollins con el End Of Days y lo dejó a merced de la aparición de Brock Lesnar, que se apersonó junto con Paul Heyman y una silla en su mano. Era inminente el canje y la coronación de un nuevo Universal Champion, pero Rollins nuevamente zafó con astucia al conectarle un Low Blow a Lesnar y después anularlo a punta de silletazos y un Curb Stomp sobre el maletín. Contra todo pronóstico, Rollins salió de Arabia Saudita aún como el Universal Champion.

Posteriormente, Finn Bálor sacaba a su alter-ego “The Demon” para poner en juego el Intercontinental Championship frente a Andrade, que no contó con Zelina Vega en su esquina por las razones culturales que todos conocemos de Arabia Saudita. Fue una lucha muy fluida, con un tiempo prudente, donde nos dieron pinceladas de su calidad. Tras un 1916 de la tercera cuerda y el Coup de Grâce, Bálor salió victorioso.

Roman Reigns enfrentó a Shane McMahon (c/Drew McIntyre) en la siguiente lucha. La rivalidad se formó cuando Roman golpeó a Vince McMahon en el Superstar Shake-Up de SmackDown, a lo que el autoproclamado Best In The World respondió poniendo encima el poder de la familia.
El combate no tenía mucha expectativa, siendo casi un duelo entre los jabs clásicos de Shane y los puños de Roman, sabiendo que a Shane le quitan el 80% de su efectividad en una lucha que no sea No-DQ. Shane “pasó a llevar” al referee y McIntyre aprovechó de entrar al ring y le conectó una Claymore a Roman para dejárselo en bandeja a Shane, que sólo cubrió para la cuenta de tres.

Luego vino un 3-on-1 Handicap Match donde Lars Sullivan se enfrentó a Lucha House Party. Una verdadera lucha de relleno que parecía un trámite para Sullivan, pero que terminó siendo una especie de festín para los enmascarados, que no les quedó otra que atacar al unísono para neutralizar al tosco luchador, lo que les causó la DQ. Tras el combate, Lucha House Party siguió atacando a Sullivan, quien se recuperó y los atacó de vuelta cuando se iban retirando.

Un duelo que también llamó a la nostalgia fue el que animaron Triple H y Randy Orton, recordando a Evolution y la rivalidad que tuvieron 15 años antes cuando Orton comenzó a soltar la mano de su mentor, que además se volvían a enfrentar mano a mano tras una década.
Fue un combate de más de 20 minutos, donde ambos aplicaron mucha psicología, contando la historia de conocerse a la perfección y demostrar cuál de los dos era el más “asesino”. Pudo haber sido más corto el combate, ya que en los últimos minutos comenzaron a probar que se conocían a la perfección, leyendo las movidas clásicas y sobreviviendo a los finishers, como cuando Triple H bloqueó la Punt Kick de Orton para después conectarle el Pedigree vendiendo un nearfall. Triple H azotó a Orton varias veces en la mesa de comentarios, como siempre lo hace el propio Orton y lo envió al ring, para después celebrar su inminente victoria, pero Orton lo recibió en el ring con su RKO y fue él quien salió victorioso de Arabia. De no haber sido por el tiempo, bien pudo haber sido de lo mejor que se mostró en el show.

Dentro del show pudimos ver cómo R-Truth y Jinder Mahal se intercambiaron el WWE 24/7 Championship arriba del avión, siendo uno de los lugares más bizarros de la disputa del título.

El choque de trenes entre Braun Strowman y Bobby Lashley vino a continuación. Clásico combate entre dos fuerzas donde querían demostrar quién era más poderoso, y que estuvo gran parte con Lashley dominando. Pero finalmente fue Strowman quien venció tras lanzar a Lashley desde una esquina y rematarlo con su Running Powerslam.

Así llegamos al WWE Championship Match, donde Kofi Kingston (c/Xavier Woods) defendía ante Dolph Ziggler. Era la época de construir a Kofi como un campeón creíble y Ziggler emergió como rival, reclamando una posición que debió pertenecerle, al tener una historia similar a Kofi trabajando durante años en la empresa, pero que jamás tuvo la oportunidad de ser el WWE Champion. “Debí haber sido yo”, fue la frase que Ziggler usó durante la rivalidad.
Fue un combate difícil para el campeón, mientras que Ziggler hacía el trabajo de construir a otro, como lo ha hecho gran parte de su carrera, pero se sintió como un duelo de midcarders que fácilmente parecían disputar el Intercontinental o el United States Championship. Ziggler había atacado a Woods en ringside, pero éste aprovecharía el momento para responderle y dejar a Kofi a un paso de la victoria, la que la concretó con el Trouble In Paradise para vencer por cuenta de tres.

El show también nos ofreció una 50-Man Battle Royal, promocionada como la más grande de la historia de WWE, era que no. Menos mal que no tenía el formato del Royal Rumble y todos comenzaron al mismo tiempo, ingresando el grueso de luchadores juntos e individualmente los favoritos, como The Miz, Samoa Joe, Cesaro, Titus O’Neil —sólo por el morbo de verlo tropezar como en el Greatest Royal Rumble— y Elias, que ingresó cantando.
El afán de mostrar algo en magnitud más que en calidad trajo al ring este desastre, no se podían mover en el ring y al ser tantos, veíamos cómo los eliminados caían y el ring parecía que no se vaciaba nunca. Hubo momentos que acapararon la atención como el triple duelo entre AOP, Heavy Machinery y The Viking Raiders, siendo estos últimos sorprendentemente eliminados por Titus O’Neil. Tras aproximadamente 15 minutos, vimos que esto se resolvería entre Cesaro, Samoa Joe, Elias, Ricochet, Ali y un joven y desconocido local llamado Mansoor, quien a la postre se llevaría la victoria al eliminar a Elias en la última instancia.

El muchacho logró prender al público cuando sus posibilidades de ganar eran de igual a igual y recibió una cerrada ovación cuando su triunfo se concretó. Tras su victoria, Mansoor fue entrevistado y manifestó lo importante que esto era para el pueblo saudí y que cumplió su sueño tras llegar como un rookie hacía sólo un año atrás en el Greatest Royal Rumble. Lo emotivo de este momento fue lo único bueno de esto.

Y el evento central fue la anunciada lucha entre The Undertaker y Goldberg, que por primera vez en sus carreras se topaban en un ring mano a mano. Tras dos portentosas entradas que duraron más que el combate, Goldberg conectó de entrada dos Spears que parecía que sumaba otra de las victorias de dos minutos, pero no fue así. Esta lucha, más que el inédito encuentro entre los dos íconos a una edad muy avanzada para dar el espectáculo que daban antaño, se recuerda por dos cosas: Cuando Taker mandó a Goldberg contra un poste, lo que le causó una contusión y un corte en su cabeza, y cuando este último aplicó mal un Jackhammer que bien pudo haber dejado parapléjico a Taker. Al final, y casi por compromiso, Taker cerró su lucha con su Chokeslam para la cuenta de tres. La cara de The Phenom denotaba toda la molestia por la ejecución de la lucha, rostro que seguramente representó a la mayoría de los que vieron el show en vivo.

Super ShowDown 2019 fue uno de los eventos más pobres que ofreció WWE en Arabia Saudita, marcando una tónica que con el tiempo se ha ido diluyendo: la nostalgia y los billetes puestos sobre la mesa.


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